lunes, 30 de septiembre de 2013

PAPA FRANCISCO EN CERDEÑA

Encuentro con pobres y encarcelados
22 septiembre 2013
(Fragmentos) 
 
"Queridos hermanos y hermanas, gracias a todos por estar aquí, hoy. En sus rostros veo fatiga, pero también veo esperanza.....

"..... la caridad no es un simple asistencialismo, y menos aún, un asistencialismo para tranquilizar conciencias, no, eso no es amor, ¡eso es negocio! El amor es gratuito. La caridad, el amor, es una elección de vida, es un modo de ser, de vivir; es el camino de la humildad y de la solidaridad. No hay otro camino para este amor: ser humildes y solidarios.

"... Esta palabra “solidaridad” corre el riesgo de ser cancelada del diccionario. Porque es una palabra que da fastidio, porque te obliga a mirar al otro y a darte al otro con amor. Es mejor cancelarla del diccionario. Y nosotros ¡no!, nosotros decimos: ¡éste es el camino! La humildad y la solidaridad ¿por qué? ¿La inventamos nosotros los sacerdotes? ¡No! ¡Es de Jesús, Él la dijo! Y queremos ir por este camino. La humildad de Cristo no es un moralismo, un sentimiento.
La humildad de Cristo es real, es la elección de ser pequeño, de estar con los pequeños, con los excluidos, de estar entre nosotros, pecadores. Pero atención, ¡no es una ideología! Es un modo de ser y de vivir que parte del amor, que parte del corazón de Dios Padre".


"...¡No podemos seguir a Jesús en el camino de la caridad si no nos queremos, primero que todo, entre nosotros, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos, reconociendo cada uno los propios límites y los propios errores. ¡Debemos hacer las obras de misericordia pero con misericordia! Con el corazón.
¡Las obras de caridad con caridad, con ternura, y siempre con humildad! ¿Saben? ¡A veces también se encuentra la arrogancia en el servicio a los pobres! Estoy seguro de que ustedes la han visto. La arrogancia en el servicio a quienes necesitan de nuestro servicio. Algunos se hacen “lindos”, se llenan la boca con los pobres; algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. ¡Lo sé, esto es humano, pero no va bien! No es de Jesús esto. Y digo más: ¡esto es pecado! Es un pecado grave, porque es “usar” a los necesitados, a los que necesitan, que son la carne de Jesús, para “mi vanidad”. ¡Esto es pecado grave! ¡Sería mejor que estas personas se quedaran en casa!".


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